La disfunción eréctil es la dificultad del hombre para lograr y/o mantener una erección suficientemente rígida hasta la finalización de un acto sexual. Es una disfunción sexual frecuente, la más común en los hombres de más de 50 años de edad, pero también aparece en los más jóvenes.

La disfunción eréctil –mal llamada impotencia- es sufrida, claro está, por los hombres, pero también por sus parejas en la medida en que se afecta al placer sexual y produce toda una serie de interpretaciones y enigmas que a veces dan lugar a la angustia, el enojo y la tristeza: “no le atraigo más sexualmente”, “el amor se está apagando”, “seguro tiene otra mujer por ahí”. Por eso es tan importante la comunicación clara y precisa en relación a lo que ocurre, ya que es la mejor forma de comprender qué está pasando por la mente del hombre y de evitar malos entendidos.

Cuando se presenta este problema de manera recurrente, el paso lógico es la consulta al especialista. Allí se podrán establecer las causas: médicas, psicológicas, relacionales. Y luego sí podremos plantear un esquema de tratamiento que sea el adecuado para cada paciente y su pareja. Afortunadamente contamos con terapias efectivas, médicas y psicológicas, que permiten una recuperación de la función sexual perturbada en un tiempo razonable. En ese sentido la mujer tiene un rol muy importante: acompañar a su pareja a una consulta que de ninguna manera es fácil para el hombre.

Pero hay casos que me gustaría considerar con particular énfasis, y es cuando la disfuncionalidad del pene está expresando algo que el hombre no puede decir, no se permite hacer o incluso no se da cuenta que le está pasando. Se trata de lo que denominamos la “sabiduría del pene”, al decir de Goldberg.

¿Cuáles son las situaciones en las cuales esa ausencia de erección rígida indica algo distinto a una disfunción sexual?

Veamos:

  • No tienes atracción por alguien, o hasta sientes rechazo. ¿Para qué seguir adelante entonces? Mejor una buena amiga antes que un mal polvo.
  • La situación es incómoda o no conveniente, y sabes que te estás metiendo en problemas. Ella es una compañera de trabajo, quizás tu jefa o la mujer de tu mejor amigo. Mejor decir “¡next!”.
  • Te sientes temeroso, preocupado o angustiado, ya sea por tus propias presiones o las externas. Así es difícil que tu mejor amigo responda. Mejor resuelve tus problemas, practica meditación para bajar tu ansiedad, y luego estarás en mejores condiciones de pasarla bien en la cama.
  • Tiene conflictos en tu relación de pareja, por lo tanto más que deseo lo que sientes es rabia, angustia, malestar… todas emociones incompatibles con lo erótico.
  • No tienes ganas, así de simple. Y no tienes por qué tener encendido siempre el piloto del deseo. Eres un hombre, no una máquina encendida 24/7.

Definitivamente es mejor que tú aprendas a decir que no… y no que tu pene lo diga por ti.

Por eso cuando el pene no funciona, debes evitar hacer razonamientos simples ya que, precisamente, las circunstancias pueden ser complejas o distintas a lo que crees. Y muchas veces, lejos de ser un hecho negativo, ese acto sexual que se quedó en el inicio te lleva a analizar y a cambiar aspectos de tu vida sexual o personal que no estaban funcionando bien.